Osadía


¿Y si tengo la osadía de surcar los mares, recorrer pedregosos caminos, atravesar espinados bosques y luchar contra armadas invencibles, solo para ver a lo lejos tu hermoso rostro?

¿Y si tengo la osadía de escalar tu torre de cristal, sortear innumerables trampas que me impidan el paso, luchar contra el fiero dragón que custodia tu recámara, solo para verte sonreír, tal cursi cuento de hadas?

¿Y si tengo la osadía de robarte un beso, de probar tus delicados y dulces labios, de saborear gota a gota del delicioso néctar que en ellos reposan?

¿Y si tengo la osadía de abrazarte, de refugiarme en esos cálidos y tiernos brazos, de morir en ellos fundirme en el fuego de tu hielo, y pagar por toda mi imprudencia al beber hasta la ultima gota del gélido veneno de tus suaves labios?

Busco.


Busco una alegre sonrisa entre la soledad de la multitud, pero no te veo.

Busco una palabra en el ruido del silencio, pero no te escucho.

Busco una presencia entre el todo y la nada,
entre el cemento y el hielo, entre el sueño y la gris realidad,
busco entre el pútrido pajar de la sociedad, pero no te siento.

Busco una dulce caricia, dulce como la miel, ardiente como el volcán,
caricia perfecta como esa que quema en tus manos,
aquella que apaga la llama de la desesperación,
esa contradicción innegable, esa que es fría pero quema,
esa que busco pero no encuentro.

Busco una princesa, no una cualquiera, una especial, mágica y única
fría como el hielo, radiante como el sol, busco... a la princesa de hielo.

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