Palabras al aire.

Deseo escuchar esa melodiosa voz de ángel, el lento Tic tac de tu corazón, el silbido de tu aliento en mis oídos, las palabras que nunca vas a pronunciar, eso que solo imagino en mis sueños.

Quiero ahogarme en las profundidades de tus ojos. Robarte el beso que nunca me diste, beber gota a gota el néctar de tus labios y lenta mente morir en el frío de tus brazos.

Hoy ahogare mi llanto en tu pecho, secare mis lágrimas en el mar de tu cabello, matare la soledad en el frío calor de tu regazo, saciare mi hambre con tu aliento y moriré bañado del perfume de tu aroma.

Lucky.

Ciego por mi mano, herida en el costado, solitario y fiel guardián en tierra lejana.

Compañero del alma, guardián de mis sueños, héroe de infancia, pequeño amigo incondicional que siempre estas a mi lado apesar de la distancia que nos separa.

Apatía.

Sentado en el oscuro rincón del tiempo, pensando en lo que fue, en lo que no fue, en lo que sera, y en lo que no sera.

Prisión de soledad en la cual me encierro, lastimando sin querer a quien no quiero lastimar, sumergido en un mar de dudas, atormentado por fantasmas que se niegan a morir.

Solo quiero estar, apático estar.

Mascarada.

Sonrisa de ángel, resplandeciente alegría, imagen serena, aura de paz, basura... mascarada.

Maldito antifaz, mascara que oculta el verdadero rostro de la bestia, su verdadero lamento, eso que calla , aquello que oculta tras la mascara que muestra al mundo.

Apariencias que engañan, rostro que miente, vacío profundo, soledad inminente, todo tras el oscuro velo de la mascarada.

Salto.


Al borde, rozando el filo del abismo, enfrentando el miedo al vacío, solo el y yo mirándonos fijamente a los ojos y escuchando el cantar de la brisa, esa melodía que dice salta, vuela conmigo.

Cayendo, cierro los ojos y solo siento la brisa a mi alrededor, esa melodía que replica en mis oídos, la que dice danza conmigo, mientras mi cuerpo cae por el inmenso vacío.

Splash, mi cuerpo cae, llega al final de su viaje, al final de la danza con la brisa, ahora me hundo, sí me hundo en lo mas profundo de las aguas azules que me rodean, abro los ojo y miro como cada vez la luz se hace mas tenue hasta por fin desaparecer en las profundidades de este abismo.

Cenizas.


Restos extintos, cadáver inerte del fuego ardiente, herida cerrada, recuerdos del pasado, cenizas solo cenizas.

Fugas y efímero residuo calcinado de la pasión, recuerdos amargos, recuerdos dulces, recuerdos que el viento se lleva... cual cenizas.

Ceniza moribunda, símbolo de lo que fue y ya no es, de lo que existió y se extinguió. Inerte cadáver de algo que el pasado cubrió con la manta del olvido, pero que la dulce y cálida brisa podría revivir.

Alma en pena.

Vagabundo, solitario, guerrero sin amo, alma errante... alma en pena.

Putrefacto cadáver olvidado en el lecho de rosas del jardín olvidado, herido de muerte, ahogado en el río de su propia sangre, asesinado vilmente por la gélida daga de la traición, guerrero guardián de un sueño.

Recuerdo olvidado en las sombras del pasado, sombra solitaria, celoso protector condenado a cuidar desde la sombras el tesoro que se le ha encomendado, a esa criatura casi perfecta, a su princesa de hielo.

Ángel de muerte.


Hermosa, impactante, misteriosa figura que irrumpe por la ventana.

Mirada fría, penetrante, intimidante, pero a la ves tierna.


Dulce, intrigante, ángel de negras alas portadora de la lúgubre aura de la muerte, déjame abrasarte, beber tus frías lágrimas, esas que recorren tu rostro de niña como ríos de purpura color, esas que inundan mi habitación, esas que saben a dulce néctar.


Dulce Ángel de muerte, bésame con tus labios ponzoñosos y llévame a tu frío reino, en ese en el que quiero pasar mis días, en el calor de tu helado regazo.

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